jueves, 5 de octubre de 2017

MI PRIMERA JORNADA DE PRÁCTICAS DEL 

QUINTO SEMESTRE

TERCER GRADO SECCIÓN A

EVALUANDO MI JORNADA DE PRÁCTICA

La jornada de práctica docente fue realizada en la Escuela Primaria Federal “José Octavio Menchaca”, actualmente dirigida por la directora Sandra Luz González Cabrera. La intervención docente se dirigió al grupo de tercer grado sección A, un grupo con 32 alumnos en total, con la misma cantidad de dieciséis hombres y mujeres; el docente titular del grupo es el maestro Isaac Aceves Sánchez.
La institución tiene un nivel alto en rendimiento académico comparado con las otras primarias de la misma zona, esto de acuerdo con los datos arrojados por la aplicación del diagnóstico SisAT, especialmente en el área de cálculo mental correspondiente a la asignatura de Matemáticas. Ello da cuenta del grado de compromiso que los profesores tienen en su labor; aunque, particularmente el grupo que tutelé, fue observable que los resultados de esta prueba no corresponden con el nivel académico que tiene el mismo.
Considero que mi intervención docente fue proporcional al nivel de desempeño de la escuela, cumplí, tal y como lo hacen los docentes de cada grupo, destinando el tiempo que le atañe a la enseñanza.
Defino mi desempeño docente en una palabra como: inestable. La razón por la que lo creo así es porque, por un lado, algunas de las sesiones de clase me dejaban satisfacción al ser perceptible que las actividades eran del agrado de los niños pues mostraban disposición para el trabajo, y el logro de los aprendizajes se expresaba en el progreso de cada estudiante. Pero, también existieron aquellas sesiones en que observaba indiferencia en la realización de las actividades, en las que no lograba que todos los alumnos adquirieran el aprendizaje, lo que me lleva a reflexionar que tal vez la manera de dirigir la clase no atendía al ritmo y formas de aprendizaje que tienen los educandos.
El ambiente de trabajo que traté de establecer con el grupo fue de respeto mutuo y colaboración, tanto entre relaciones de profesor-alumno, como de alumno-alumno. La mayor parte del tiempo tuve control sobre el grupo, dirigía el desarrollo de las actividades. Pero, en algunos niños debía estar constantemente insistiendo en que realizasen el trabajo, son aquellos discentes que están menos comprometidos y les cuesta mantener la disciplina. Por otro lado, lograr que los estudiantes se organizaran para el trabajo colaborativo en equipo fue difícil, entre las razones están: que realmente no existe ese clima de interacciones y confrontación de ideas que enriquezcan el aprendizaje de unos y otros, contrario a esto, los alumnos trabajan en forma individual al interior del equipo; también, hay pupilos que simplemente no quisieron trabajar con sus compañeros y tampoco realizaban el trabajo por sí solos.
Con base en lo descrito, pienso que mi práctica docente tuvo logros, pero también dificultades.  Entre mis fortalezas destaco: el diseño de actividades de aprendizaje variadas, especialmente para los momentos de inicio que lograba despertar en los alumnos el interés por el tema; la manera de desarrollar la clase estaba dirigida a que el alumno fuera el protagonista en su aprendizaje, es decir, facilitaba el aprendizaje autónomo; realizaba retroalimentación al trabajo del niño, no señalando únicamente sus errores, sino intercalando preguntas dirigidas a asegurar la comprensión. Mis áreas de mejora son también bastantes, pero dejando de lado un poco la planificación de estrategias y actividades, quisiera enfocarme a un aspecto muy personal, que es cambiar mi actitud, me refiero a mantener la calma frente a la indisciplina del grupo, moderar mi volumen de voz, así como, mejorar la forma de dirigirme a los estudiantes, es decir, adecuar el vocabulario empleado al dar explicaciones, pues por esta razón les cuesta trabajo entender qué deben hacer o adquirir un nuevo concepto.
En seguida, se anexa una breve descripción de los pasos a seguir para escribir un texto, estos fueron utilizados como referentes para realizar el escrito anterior y se comparten con la intención de que tú docente los trabajes con la producción de textos de tus alumnos.
De acuerdo con el Programa de Estudios de Español, el proceso de la escritura de un texto comporta las siguientes etapas: la planeación, realización y evaluación de lo escrito. 
  • Planear los textos antes de comenzar a escribirlos. Establecer para qué se escribe, a quién se dirige, qué se quiere decir y qué forma tendrá (organización). La lectura y el análisis de textos semejantes al que quiere lograrse ayudará a planear el texto y tomar decisiones.
  • Escribir una primera versión, atendiendo, en la medida de lo posible, la planeación.
  • Releer el texto producido para verificar que cumpla con los propósitos establecidos y tenga suficiente claridad. Para esta actividad quizá sea necesario repetir este paso varias veces, por lo que los alumnos se pueden apoyar en algún compañero que valore su borrador escrito.
  • Corregir el texto atendiendo los diferentes niveles textuales: el nivel del significado (¿cumple con lo que quiere decirse?, ¿es claro?, ¿la secuencia de ideas es adecuada?, ¿es coherente?) y el nivel de las oraciones, las palabras empleadas (¿las oraciones están completas?, ¿la relación entre las oraciones y los párrafos es lógica?), la ortografía, el formato, la caligrafía o legibilidad de la tipografía empleada.
  • Compartir el texto con el o los destinatarios y comprobar si tuvo el efecto deseado.

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